Mariano Moreno
Si los pueblos no se ilustran, si no se divulgan sus derechos, si cada hombre no conoce lo que puede, vale, debe, nuevas iluciones sucederán a las antiguas, y será tal vez nuestra suerte cambiar de tiranos sin destruir la tiranía.
Mariano Moreno
Mariano Moreno
jueves, 19 de enero de 2012
miércoles, 11 de enero de 2012
Kirchnerismo: el gobierno de los “DDHH” y las leyes antiterroristas
Peronismo y DDHH: una introducción histórica
Si hay algo que el gobierno actual ha sabido concentrar como un recurso mercantilista en su estrategia hegemónica es el tratamiento de los DDHH, un legado pendiente de este sistema democrático que había comenzado insipientemente durante el alfonsinismo, había sido congelado por el menemismo y que es eficientemente tratado por el kirshnerismo.
Los derechos humanos fueron, y aún hoy son, un tema sentido por la gran mayoría del pueblo y a pesar de los años transcurridos el mismo sigue calando profundamente en el debate político de las diferentes organizaciones populares. Esto se debe principalmente a que la dictadura en nuestro país tuvo una particular ferocidad con nuestro pueblo debido al gran desarrollo que habían logrado las distintas organizaciones revolucionarias, al consenso logrado de las mismas entre la clase obrera y los diferentes sectores del pueblo, al gran reparto de la renta nacional conseguido a través de décadas de luchas y serios enfrentamientos con la burguesía de turno, a los lazos y acuerdos construidos con organizaciones revolucionarias de países vecinos y a la diversidad de acciones que a diario se organizaban para jaquear a los grandes capitales.
Con el triunfo de Campora en 1973 se despierta en la militancia una ilusión inusitada hasta el momento, dentro de algunos sectores peronistas se avizoraban tiempos de gloria, en la izquierda grandes debates y fraccionamientos entre los que pensaban que había que apoyar al peronismo y los que decían que Perón solo venia a apaciguar los ánimos.
Evidentemente la historia demuestra que Perón no solo vino a apaciguar sino a eliminar todos los avances logrados por la clase obrera y las distintas organizaciones que la representaban.
Un hecho importante en este sentido fue el pacto social que el gobierno de Perón realizó el 8 de junio de 1973. Lo firmaron José Gelbard, en representación del estado ya que era ministro de economía, Julio Broner, por la burguesía en tanto miembro de la confederación general económica, y José Ignacio Rucci por la C.G.T; en este pacto se estableció, entre otros puntos, la suspensión por dos años de las discusiones salariales.
Ese mismo año comenzaron los asesinatos y las desapariciones de la triple A al mando de López Rega, lugar teniente de Perón, las cuales se masificarían transformándose en un elemento esencial de la estrategia del “general” para deshacerse tanto de imberbes irrespetuoso como de combatientes socialistas.
Sin embargo todo esto no alcanza para aplicar el plan económico de concentración de capitales, destrucción de la industria nacional, retracción de salarios, y aniquilamiento de las organizaciones revolucionarias.
En este contexto de enfrentamiento entre capitalistas y pueblo, es que los capitalistas resuelven que su brazo armado (fuerzas armadas) tome directamente el poder para la concreción de sus planes.
Estas son las razones políticas, económicas e ideológicas de la instauración de la dictadura del 76, la cual continúa las políticas de desapariciones y asesinatos del último peronismo extendiendo la misma a cualquier manifestación de oposición e intensificando su ferocidad.
Peronismo, DDHH y lucha de clases
¿Donde se encuentra entonces la gran contradicción de los juicios y el tratamiento que el gobierno hace del tema?
En primer lugar los juicios sólo son a los militares, o sea la mano de obra barata y práctica que llevó a cabo las desapariciones, torturas y asesinatos. Y está más que claro que son culpables y responsables de todo lo anteriormente dicho, pero no son los únicos ni los principales, ya que la responsabilidad ideológica y el beneficio económico estaban a cargo de los grandes capitales quienes necesitaban cambiar de raíz el sistema político económico del país. Para citar solo algunos podemos nombrar a: Pérez Companc, Bridas, Arcor, Pescarmona, Roggio, Bunge y Born, Alpargatas, Techint, Fate, Fortabat, Clarin, entre tantos otros. Esto es lo que NO se juzga, lo que se omite, lo que se niega, porque es claro que son actualmente beneficiarios del sistema económico imperante, el que ellos mismos han creado y los que en la actualidad se llevan la mayor parte de la renta nacional y mantienen los niveles más alto de rentabilidad. Este gobierno es fiel representante de sus intereses, el mejor que la burguesía ha logrado construir en las últimas décadas, tal es así que en todas las giras presidenciales quien acompaña presidiendo la comitiva es el presidente de la UIA, De Mendiguren, representante de los grandes capitales.
En segundo lugar juzgar solamente a los militares es sectorizar, porque de esta forma solo es afectada una de las partes de lo que fue un plan estratégico, económico, político y militar para replantear el sistema de dominación y explotación capitalista. Esto hace que los juicios sólo representen el enjuiciamiento de delitos comunes: privación de la libertad, tortura, desapariciones, muertes, etc. Cosas que pasan a diario en nuestro país y no por eso estamos en una dictadura, o por lo menos militar, aunque le cabe la definición de dictadura a la dictadura de capital.
En tercer lugar no es verdad que todos los desaparecidos y asesinados luchaban por un país o por un gobierno como el que hoy tenemos, o sea, un país regido bajo un sistema capitalista de explotación, con una matriz extractiva de nuestros recursos naturales y con una política de destrucción de nuestro suelo y de sus pobladores originarios. Un país donde el gobierno es fiel representante de la burguesía, ya que tal como lo dijo la presidente queremos un capitalismo ordenado, lo cual es lógico porque obviamente es más fácil de gobernar con cierto consenso que rebalsados de conflictos. Y por supuesto, ellos no luchaban por un país donde el pueblo sigue siendo procesado y asesinado por participar de reclamos sociales como C. Ferreyra, M. Ferreyra, los Qom, los campesinos del MOCASE o desaparecido como L. Arruga, J. Lopez, etc.
Ya es hora de empezar a dividir las aguas porque ni todos los desaparecidos pensaban igual ni todos los organismos de DDHH son lo mismo, ni todos los que militamos lo hacemos con los mismos objetivos ni trabajamos para la misma clase social.
Que el oficialismo se esfuerce por tratar de unificar ideológicamente a todos los desaparecidos o caídos en combate tiene una razón y es tratar de convencer al pueblo que todos tenían los mismos ideales y no es así, ya que miles de compañeros no pertenecían a organizaciones peronistas y no luchaban por un país regido por el sistema capitalista ni por un gobierno representado por un general que nunca fue -de hecho el último grado que ostentó dentro del ejercito fue el de teniente coronel- , que lo más cerca del socialismo nacional o la tercera posición como la hacían llamar fue su colaboración con el fascismo y el nazismo, argumentado por muchísimos libros de diferentes escritores y con pruebas comprobables que no por casualidad siempre se encuentran ocultos en las nebulosas de las dudas, porque apelar a estos libros como autores pareciera convertirnos en potenciales gorilas.
De estos procesos tomó, entre otras cosas, sus mecanismos de “depuración ideológica y social”, un ejemplo de esto es la triple A de la cual fue el ideólogo, utilizada para matar a propios, los auto titulados soldados de Perón, y a extraños, esos marxistas que levantaban consignas revolucionarias y hablaban de la luchas de clase.
La necesidad de depurar internamente al peronismo matando, torturando y desapareciendo a muchos militantes de algunas de sus alas es producto de que su concepción política siempre haya sido la de un movimiento multiclasista hegemonizados por los interese de la burguesía, años atrás nacional hoy transnacionalizada, su lucha encarnizada por manejar el partido siempre ha enfrentado a las diferentes facciones: juventud sindical vs JP, partido justicialista vs movimiento descamisados, montoneros vs C de O, etc. Pero ninguno tenía como objetivo un sistema sin clases, la eliminación de la explotación entre los hombres o la modificación estructural de un patrón de acumulación capitalista para que el trabajo deje de ser una mercancía al servicio de la burguesía.
Muy distinto fueron los principios y los ideales de nuestros compañeros asesinados, desaparecidos y caídos en combate por luchar por la revolución socialista y latinoamericana, muy lejos y distanciados están sus proyectos de lo que hoy y siempre ha demostrado ser el movimiento peronista.
Para ellos el peronismo representó y sigue representando el otorgamiento de algunas prebendas o algunos hitos particulares como por ejemplo un poco más de distribución alcanzado en su primer gobierno, ciertos beneficios en salud, ciertos reconocimientos populares, la primavera de Campora y ahora los subsidios y los juicios a militares, todos procesos enmarcados en el sistema de explotación capitalista y compatibles con este.
Mas allá de estos datos que sugieren un beneficio coyuntural para algunos sectores populares el peronismo tiene hechos y personajes de los que prefiere no hablar la nueva “historia oficial”. En ella parece que no hubiesen sido peronistas Vandor, Osinde, Rucci, López Rega, Gelbard, Isabel, Luder, Herminio ,Galimberti, Firmenich, Miguel, Menem y una multitud de otros personajes nefastos enlistados en sus filas, tanto del pasado como del presente , cada uno acorde al contexto social y al nivel de enfrentamiento que le toco vivir.
Podemos reconocer que dentro del peronismo siempre existió una disputa entre dos sectores referenciados como la “izquierda” y la “derecha” del movimiento, que se diferenciaban porque los primeros intentan mantener el sistema capitalista con un poco de distribución y asistencialismo social y los segundos intentan profundizar el modelo a fuerza de marginación y palos, pero en ninguno de los casos la disputa pasa por un sistema social diferente.
Kirchnerismo, organismos de DDHH e injusticia social
Por todo esto, como dijimos anteriormente ya es hora de separar la paja del trigo y reiteramos no todos los desaparecidos tuvieron los mismos principios así como no todos los organismos de DDHH se alinean con este gobierno. Y este es otro tema que también conviene empezar a desenredar, si bien muchos organismos como las madres y las abuelas décadas atrás han sabido representar las reivindicaciones por los derechos humanos, debemos tener en claro que no todo en la vida permanece estático ni todas las personas mantienen los mismos principios y pregonan los mismos intereses. Que varios organismos se alineen obsecuentemente con el gobierno nos indica que sus intereses y sus principios han cambiado y es por esto que nuestro análisis al respecto debe ser objetivo y no teñido de subjetivismo sentimental. Si antes las madres nos representaban y miles nos convocamos a la marcha de la resistencia era porque el objetivo político era muy distinto al de ahora, no podemos vivir con ese respeto fundado en la añoranza de años atrás, las personas cambian y cambian sus intereses y por lo menos a mí y a muchos otros ya no nos representan madres que trabajan para que la burguesía hegemonice política, económica y socialmente, ya no nos representa una Hebe que diga que ahora este ejercito si es democrático o que este gobierno no reprime, no mata y no desaparece, que se escude detrás de la guardia de infantería para protegerse de los reclamos de los obreros que trabajaban en la construcción de viviendas que ellas organizaron y luego no pagaron, como tampoco nos representa sus negociados con el gobierno y los Shoklender que ahora salen a luz.
Por desgracia la historia de nuestro país está plagada de personajes que han pendulado, que en algún momento supieron defender los interés del pueblo y luego se pasaron al campo del enemigo.
Por eso es hora de empezar a remarcar que si bien todos los desaparecidos sufrieron los vejámenes de la dictadura, no todos tenían los mismos ideales, ni los mismos principios.
Y con esto no juzgo si eran buenos o malos, si eran más, menos o mejores revolucionarios, sino que no todos tenían los mismos pensamientos, si bien todos fueron víctimas del terrorismo de estado tenían matrices ideológicas muy diferentes.
También deberíamos reflexionar cuando algunos organismos se contentan afirmando que gracias a este gobierno hay leyes con las que se pudieron enjuiciar y condenar a algunos militares, y en relación tanto a los DDHH como al proyecto político y la idea de justicia de los compañeros desaparecidos este es un punto conflictivo.
El marco jurídico burgués, con el que se juzgaron algunas implementaciones de los crímenes de la dictadura, no son parte del ideario de justicia de muchos de los compañeros caídos, ya que este es el mismo marco que incluye leyes que postergan a la gran mayoría de nuestra población a vivir en la marginación y la pobreza, leyes que garantizan que 1500 pibes mueran por año por causas curables, que exista desnutrición infantil, que exista trabajo esclavo y precarizado, que los hospitales no den abasto con los enfermos, que la educación allá perdido calidad y sus programas dependan de las acreditación de la CONEAU que responde a un organismo internacional, y por no seguir agrandando la lista podría terminar con la nefasta ley antiterrorista, que en realidad es tan solo la legalización de lo que de hecho existe, o a caso ya no hay miles de compañeros procesados por causas sociales, muertos y desaparecidos.
Esto es otro de los puntos importantes, por el cual el gobierno apuesta fuertemente a hegemonizar ideológicamente, porque para ellos es imprescindible que el pueblo crea en sus leyes y entienda que todos los conflictos deben resolverse dentro de sus marcos, sino capaz el pueblo arto de la sumisión vuelve a provocar estallidos sociales, se anima a tomar edificios públicos, traspasa los límites de las leyes, hace renunciar presidentes, desafía la legalidad burguesa y eso es muy perjudicial para la salud del sistema.
Si algo provocó el 2001 en la clase dominante fue miedo, miedo a un simple estallido social, sin organizaciones revolucionarias, sin dirección política, sin gente organizada, y así y todo durante un mes seguido no hubo gobierno, el sistema tuvo que buscar múltiples formas para tratar de recomponer la legalidad de las instituciones, no tenían credibilidad y no la tuvieron por mucho tiempo. Y esto fundamentalmente es lo que previno a posteriori a la clase dominante, todo lo que el pueblo les había ocasionado con casi nada, solo con el hartazgo de la explotación.
Y aquí radica la gran capacidad del kirchnerismo de haber leído e interpretado el estado del pueblo, haber reorganizado el sistema partiendo de generar un poco más de distribución, poniendo pautas para que los grandes capitales entiendan que la mejor rentabilidad se consigue con consenso y no con caos, equilibrando la balanza entre exportaciones e importaciones para poder reactivar la industria, desembolsando subsidios para contener a los sectores más empobrecidos, todas medidas tendientes a relajar el grave clima económico-social que se había alcanzado en el 2001, y no solamente han logrado eso sino que han conseguido un notable consenso, partiendo de que la gente siempre quiere vivir en paz y a pesar de los ajustes y la inflación la gente se contenta con esto por ya no querer volver a situaciones como las del 2001 y esta cierta estabilidad, por lo menos hasta ahora, los ha mantenido en calma.
Y también es necesario remarcar el gran logro conseguido a través de un discurso que interpretando demandas y reivindicaciones intenta posicionarse como oposición rebelde del mismo proyecto, esta doble articulación jugando a hacer como la propia voz de los reclamos pero a su vez gestionando políticas que solo tienen el objetivo de profundizar el modelo extractivo y acentuar la concentración de capitales , el mismo manejo discursivo el cual encuentra múltiples canales para su comunicación a través de los distintos medios, gráficos, radiales y televisivos sin dudas causa efecto a la hora de la interpretación popular. Reprobar las muertes de militantes como Ferreyra, o los campesinos del MOCASE, como una lucha particular de poderes locales entre partes que escapan al control de Estado, encasillar a jueces y sentencias como condescendientes con poderes monopólicos en puja con el “proyecto nacional y popular”, rechazar la ley antiterrorista como si fuera una imposición fuera de sus alcances, es parte de todo este doble discurso que juega a legalizar hechos “contradictorios a sus pensamientos” pero conseguidos a fuerza de poderes enquistados en el sistema como si fueran propios a la esencia del capitalismo pero opuestos a ellos, que intenta de todas formas comprobar que estamos en un sistema capitalista pero más humano, que aun tiene fallas pero es mucho mejor de lo que hay en otras latitudes, y que sin dudas ellos son la garantía de que marchamos hacia un sistema igual pero mejor gracias a su capacidad de controlar a los grandes poderes.
Sin embargo todos estos ajustes que se vienen traerán seguramente nuevos conflictos, y no por casualidad el año termino con la sanción de la ley antiterrorista, el gobierno tratará de seguir asegurando la tasa de ganancia de la burguesía sin sumergir nuevamente a la gente en la extrema pobreza, pero esto será complejo y los ajustes siempre afectan sólo al pueblo. Entonces tendremos que ver como todos los que se han pasado al campo de la burguesía, intelectuales, periodistas, políticos defendiendo a raja tabla a este gobierno y al sistema, cuando vuelvan los conflictos como argumentaran sus posiciones para lavar sus culpas, y por supuesto los que estamos de este lado, los que no nos han convencido con las migajas que arrojan del banque de la burguesía, tendremos que identificarnos claramente como quienes proponemos no una mejora pasajera ni cambiar el collar de ahorque por uno que parezca más lindo , sino un cambio de sistema radical, donde los principios se expresen en la negación de explotar a otros para acumular dinero y poder.
Si hay algo que el gobierno actual ha sabido concentrar como un recurso mercantilista en su estrategia hegemónica es el tratamiento de los DDHH, un legado pendiente de este sistema democrático que había comenzado insipientemente durante el alfonsinismo, había sido congelado por el menemismo y que es eficientemente tratado por el kirshnerismo.
Los derechos humanos fueron, y aún hoy son, un tema sentido por la gran mayoría del pueblo y a pesar de los años transcurridos el mismo sigue calando profundamente en el debate político de las diferentes organizaciones populares. Esto se debe principalmente a que la dictadura en nuestro país tuvo una particular ferocidad con nuestro pueblo debido al gran desarrollo que habían logrado las distintas organizaciones revolucionarias, al consenso logrado de las mismas entre la clase obrera y los diferentes sectores del pueblo, al gran reparto de la renta nacional conseguido a través de décadas de luchas y serios enfrentamientos con la burguesía de turno, a los lazos y acuerdos construidos con organizaciones revolucionarias de países vecinos y a la diversidad de acciones que a diario se organizaban para jaquear a los grandes capitales.
Con el triunfo de Campora en 1973 se despierta en la militancia una ilusión inusitada hasta el momento, dentro de algunos sectores peronistas se avizoraban tiempos de gloria, en la izquierda grandes debates y fraccionamientos entre los que pensaban que había que apoyar al peronismo y los que decían que Perón solo venia a apaciguar los ánimos.
Evidentemente la historia demuestra que Perón no solo vino a apaciguar sino a eliminar todos los avances logrados por la clase obrera y las distintas organizaciones que la representaban.
Un hecho importante en este sentido fue el pacto social que el gobierno de Perón realizó el 8 de junio de 1973. Lo firmaron José Gelbard, en representación del estado ya que era ministro de economía, Julio Broner, por la burguesía en tanto miembro de la confederación general económica, y José Ignacio Rucci por la C.G.T; en este pacto se estableció, entre otros puntos, la suspensión por dos años de las discusiones salariales.
Ese mismo año comenzaron los asesinatos y las desapariciones de la triple A al mando de López Rega, lugar teniente de Perón, las cuales se masificarían transformándose en un elemento esencial de la estrategia del “general” para deshacerse tanto de imberbes irrespetuoso como de combatientes socialistas.
Sin embargo todo esto no alcanza para aplicar el plan económico de concentración de capitales, destrucción de la industria nacional, retracción de salarios, y aniquilamiento de las organizaciones revolucionarias.
En este contexto de enfrentamiento entre capitalistas y pueblo, es que los capitalistas resuelven que su brazo armado (fuerzas armadas) tome directamente el poder para la concreción de sus planes.
Estas son las razones políticas, económicas e ideológicas de la instauración de la dictadura del 76, la cual continúa las políticas de desapariciones y asesinatos del último peronismo extendiendo la misma a cualquier manifestación de oposición e intensificando su ferocidad.
Peronismo, DDHH y lucha de clases
¿Donde se encuentra entonces la gran contradicción de los juicios y el tratamiento que el gobierno hace del tema?
En primer lugar los juicios sólo son a los militares, o sea la mano de obra barata y práctica que llevó a cabo las desapariciones, torturas y asesinatos. Y está más que claro que son culpables y responsables de todo lo anteriormente dicho, pero no son los únicos ni los principales, ya que la responsabilidad ideológica y el beneficio económico estaban a cargo de los grandes capitales quienes necesitaban cambiar de raíz el sistema político económico del país. Para citar solo algunos podemos nombrar a: Pérez Companc, Bridas, Arcor, Pescarmona, Roggio, Bunge y Born, Alpargatas, Techint, Fate, Fortabat, Clarin, entre tantos otros. Esto es lo que NO se juzga, lo que se omite, lo que se niega, porque es claro que son actualmente beneficiarios del sistema económico imperante, el que ellos mismos han creado y los que en la actualidad se llevan la mayor parte de la renta nacional y mantienen los niveles más alto de rentabilidad. Este gobierno es fiel representante de sus intereses, el mejor que la burguesía ha logrado construir en las últimas décadas, tal es así que en todas las giras presidenciales quien acompaña presidiendo la comitiva es el presidente de la UIA, De Mendiguren, representante de los grandes capitales.
En segundo lugar juzgar solamente a los militares es sectorizar, porque de esta forma solo es afectada una de las partes de lo que fue un plan estratégico, económico, político y militar para replantear el sistema de dominación y explotación capitalista. Esto hace que los juicios sólo representen el enjuiciamiento de delitos comunes: privación de la libertad, tortura, desapariciones, muertes, etc. Cosas que pasan a diario en nuestro país y no por eso estamos en una dictadura, o por lo menos militar, aunque le cabe la definición de dictadura a la dictadura de capital.
En tercer lugar no es verdad que todos los desaparecidos y asesinados luchaban por un país o por un gobierno como el que hoy tenemos, o sea, un país regido bajo un sistema capitalista de explotación, con una matriz extractiva de nuestros recursos naturales y con una política de destrucción de nuestro suelo y de sus pobladores originarios. Un país donde el gobierno es fiel representante de la burguesía, ya que tal como lo dijo la presidente queremos un capitalismo ordenado, lo cual es lógico porque obviamente es más fácil de gobernar con cierto consenso que rebalsados de conflictos. Y por supuesto, ellos no luchaban por un país donde el pueblo sigue siendo procesado y asesinado por participar de reclamos sociales como C. Ferreyra, M. Ferreyra, los Qom, los campesinos del MOCASE o desaparecido como L. Arruga, J. Lopez, etc.
Ya es hora de empezar a dividir las aguas porque ni todos los desaparecidos pensaban igual ni todos los organismos de DDHH son lo mismo, ni todos los que militamos lo hacemos con los mismos objetivos ni trabajamos para la misma clase social.
Que el oficialismo se esfuerce por tratar de unificar ideológicamente a todos los desaparecidos o caídos en combate tiene una razón y es tratar de convencer al pueblo que todos tenían los mismos ideales y no es así, ya que miles de compañeros no pertenecían a organizaciones peronistas y no luchaban por un país regido por el sistema capitalista ni por un gobierno representado por un general que nunca fue -de hecho el último grado que ostentó dentro del ejercito fue el de teniente coronel- , que lo más cerca del socialismo nacional o la tercera posición como la hacían llamar fue su colaboración con el fascismo y el nazismo, argumentado por muchísimos libros de diferentes escritores y con pruebas comprobables que no por casualidad siempre se encuentran ocultos en las nebulosas de las dudas, porque apelar a estos libros como autores pareciera convertirnos en potenciales gorilas.
De estos procesos tomó, entre otras cosas, sus mecanismos de “depuración ideológica y social”, un ejemplo de esto es la triple A de la cual fue el ideólogo, utilizada para matar a propios, los auto titulados soldados de Perón, y a extraños, esos marxistas que levantaban consignas revolucionarias y hablaban de la luchas de clase.
La necesidad de depurar internamente al peronismo matando, torturando y desapareciendo a muchos militantes de algunas de sus alas es producto de que su concepción política siempre haya sido la de un movimiento multiclasista hegemonizados por los interese de la burguesía, años atrás nacional hoy transnacionalizada, su lucha encarnizada por manejar el partido siempre ha enfrentado a las diferentes facciones: juventud sindical vs JP, partido justicialista vs movimiento descamisados, montoneros vs C de O, etc. Pero ninguno tenía como objetivo un sistema sin clases, la eliminación de la explotación entre los hombres o la modificación estructural de un patrón de acumulación capitalista para que el trabajo deje de ser una mercancía al servicio de la burguesía.
Muy distinto fueron los principios y los ideales de nuestros compañeros asesinados, desaparecidos y caídos en combate por luchar por la revolución socialista y latinoamericana, muy lejos y distanciados están sus proyectos de lo que hoy y siempre ha demostrado ser el movimiento peronista.
Para ellos el peronismo representó y sigue representando el otorgamiento de algunas prebendas o algunos hitos particulares como por ejemplo un poco más de distribución alcanzado en su primer gobierno, ciertos beneficios en salud, ciertos reconocimientos populares, la primavera de Campora y ahora los subsidios y los juicios a militares, todos procesos enmarcados en el sistema de explotación capitalista y compatibles con este.
Mas allá de estos datos que sugieren un beneficio coyuntural para algunos sectores populares el peronismo tiene hechos y personajes de los que prefiere no hablar la nueva “historia oficial”. En ella parece que no hubiesen sido peronistas Vandor, Osinde, Rucci, López Rega, Gelbard, Isabel, Luder, Herminio ,Galimberti, Firmenich, Miguel, Menem y una multitud de otros personajes nefastos enlistados en sus filas, tanto del pasado como del presente , cada uno acorde al contexto social y al nivel de enfrentamiento que le toco vivir.
Podemos reconocer que dentro del peronismo siempre existió una disputa entre dos sectores referenciados como la “izquierda” y la “derecha” del movimiento, que se diferenciaban porque los primeros intentan mantener el sistema capitalista con un poco de distribución y asistencialismo social y los segundos intentan profundizar el modelo a fuerza de marginación y palos, pero en ninguno de los casos la disputa pasa por un sistema social diferente.
Kirchnerismo, organismos de DDHH e injusticia social
Por todo esto, como dijimos anteriormente ya es hora de separar la paja del trigo y reiteramos no todos los desaparecidos tuvieron los mismos principios así como no todos los organismos de DDHH se alinean con este gobierno. Y este es otro tema que también conviene empezar a desenredar, si bien muchos organismos como las madres y las abuelas décadas atrás han sabido representar las reivindicaciones por los derechos humanos, debemos tener en claro que no todo en la vida permanece estático ni todas las personas mantienen los mismos principios y pregonan los mismos intereses. Que varios organismos se alineen obsecuentemente con el gobierno nos indica que sus intereses y sus principios han cambiado y es por esto que nuestro análisis al respecto debe ser objetivo y no teñido de subjetivismo sentimental. Si antes las madres nos representaban y miles nos convocamos a la marcha de la resistencia era porque el objetivo político era muy distinto al de ahora, no podemos vivir con ese respeto fundado en la añoranza de años atrás, las personas cambian y cambian sus intereses y por lo menos a mí y a muchos otros ya no nos representan madres que trabajan para que la burguesía hegemonice política, económica y socialmente, ya no nos representa una Hebe que diga que ahora este ejercito si es democrático o que este gobierno no reprime, no mata y no desaparece, que se escude detrás de la guardia de infantería para protegerse de los reclamos de los obreros que trabajaban en la construcción de viviendas que ellas organizaron y luego no pagaron, como tampoco nos representa sus negociados con el gobierno y los Shoklender que ahora salen a luz.
Por desgracia la historia de nuestro país está plagada de personajes que han pendulado, que en algún momento supieron defender los interés del pueblo y luego se pasaron al campo del enemigo.
Por eso es hora de empezar a remarcar que si bien todos los desaparecidos sufrieron los vejámenes de la dictadura, no todos tenían los mismos ideales, ni los mismos principios.
Y con esto no juzgo si eran buenos o malos, si eran más, menos o mejores revolucionarios, sino que no todos tenían los mismos pensamientos, si bien todos fueron víctimas del terrorismo de estado tenían matrices ideológicas muy diferentes.
También deberíamos reflexionar cuando algunos organismos se contentan afirmando que gracias a este gobierno hay leyes con las que se pudieron enjuiciar y condenar a algunos militares, y en relación tanto a los DDHH como al proyecto político y la idea de justicia de los compañeros desaparecidos este es un punto conflictivo.
El marco jurídico burgués, con el que se juzgaron algunas implementaciones de los crímenes de la dictadura, no son parte del ideario de justicia de muchos de los compañeros caídos, ya que este es el mismo marco que incluye leyes que postergan a la gran mayoría de nuestra población a vivir en la marginación y la pobreza, leyes que garantizan que 1500 pibes mueran por año por causas curables, que exista desnutrición infantil, que exista trabajo esclavo y precarizado, que los hospitales no den abasto con los enfermos, que la educación allá perdido calidad y sus programas dependan de las acreditación de la CONEAU que responde a un organismo internacional, y por no seguir agrandando la lista podría terminar con la nefasta ley antiterrorista, que en realidad es tan solo la legalización de lo que de hecho existe, o a caso ya no hay miles de compañeros procesados por causas sociales, muertos y desaparecidos.
Esto es otro de los puntos importantes, por el cual el gobierno apuesta fuertemente a hegemonizar ideológicamente, porque para ellos es imprescindible que el pueblo crea en sus leyes y entienda que todos los conflictos deben resolverse dentro de sus marcos, sino capaz el pueblo arto de la sumisión vuelve a provocar estallidos sociales, se anima a tomar edificios públicos, traspasa los límites de las leyes, hace renunciar presidentes, desafía la legalidad burguesa y eso es muy perjudicial para la salud del sistema.
Si algo provocó el 2001 en la clase dominante fue miedo, miedo a un simple estallido social, sin organizaciones revolucionarias, sin dirección política, sin gente organizada, y así y todo durante un mes seguido no hubo gobierno, el sistema tuvo que buscar múltiples formas para tratar de recomponer la legalidad de las instituciones, no tenían credibilidad y no la tuvieron por mucho tiempo. Y esto fundamentalmente es lo que previno a posteriori a la clase dominante, todo lo que el pueblo les había ocasionado con casi nada, solo con el hartazgo de la explotación.
Y aquí radica la gran capacidad del kirchnerismo de haber leído e interpretado el estado del pueblo, haber reorganizado el sistema partiendo de generar un poco más de distribución, poniendo pautas para que los grandes capitales entiendan que la mejor rentabilidad se consigue con consenso y no con caos, equilibrando la balanza entre exportaciones e importaciones para poder reactivar la industria, desembolsando subsidios para contener a los sectores más empobrecidos, todas medidas tendientes a relajar el grave clima económico-social que se había alcanzado en el 2001, y no solamente han logrado eso sino que han conseguido un notable consenso, partiendo de que la gente siempre quiere vivir en paz y a pesar de los ajustes y la inflación la gente se contenta con esto por ya no querer volver a situaciones como las del 2001 y esta cierta estabilidad, por lo menos hasta ahora, los ha mantenido en calma.
Y también es necesario remarcar el gran logro conseguido a través de un discurso que interpretando demandas y reivindicaciones intenta posicionarse como oposición rebelde del mismo proyecto, esta doble articulación jugando a hacer como la propia voz de los reclamos pero a su vez gestionando políticas que solo tienen el objetivo de profundizar el modelo extractivo y acentuar la concentración de capitales , el mismo manejo discursivo el cual encuentra múltiples canales para su comunicación a través de los distintos medios, gráficos, radiales y televisivos sin dudas causa efecto a la hora de la interpretación popular. Reprobar las muertes de militantes como Ferreyra, o los campesinos del MOCASE, como una lucha particular de poderes locales entre partes que escapan al control de Estado, encasillar a jueces y sentencias como condescendientes con poderes monopólicos en puja con el “proyecto nacional y popular”, rechazar la ley antiterrorista como si fuera una imposición fuera de sus alcances, es parte de todo este doble discurso que juega a legalizar hechos “contradictorios a sus pensamientos” pero conseguidos a fuerza de poderes enquistados en el sistema como si fueran propios a la esencia del capitalismo pero opuestos a ellos, que intenta de todas formas comprobar que estamos en un sistema capitalista pero más humano, que aun tiene fallas pero es mucho mejor de lo que hay en otras latitudes, y que sin dudas ellos son la garantía de que marchamos hacia un sistema igual pero mejor gracias a su capacidad de controlar a los grandes poderes.
Sin embargo todos estos ajustes que se vienen traerán seguramente nuevos conflictos, y no por casualidad el año termino con la sanción de la ley antiterrorista, el gobierno tratará de seguir asegurando la tasa de ganancia de la burguesía sin sumergir nuevamente a la gente en la extrema pobreza, pero esto será complejo y los ajustes siempre afectan sólo al pueblo. Entonces tendremos que ver como todos los que se han pasado al campo de la burguesía, intelectuales, periodistas, políticos defendiendo a raja tabla a este gobierno y al sistema, cuando vuelvan los conflictos como argumentaran sus posiciones para lavar sus culpas, y por supuesto los que estamos de este lado, los que no nos han convencido con las migajas que arrojan del banque de la burguesía, tendremos que identificarnos claramente como quienes proponemos no una mejora pasajera ni cambiar el collar de ahorque por uno que parezca más lindo , sino un cambio de sistema radical, donde los principios se expresen en la negación de explotar a otros para acumular dinero y poder.
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