2. Configuración del Capitalismo Contemporáneo
El viejo Capitalismo Mercantil-Industrial (CMI), que resurgió luego de la crisis del ‘30,y cuya cabal expresión política fue el Estado de Bienestar Social, mutó a Capitalismo Monopolista de Estado (CME) y su expresión más clara y concreta se dio en la guerra ínter imperialista desatada por la irrupción de la Alemania Nazi.
En Latinoamérica, más adelante, la resolución imperialista de las crisis del desarrollo del capitalismo, se expresó con la imposición de los criminales planes económicos diseñados por los más concentrados consorcios de monopolios y financistas, mediante el perverso pero eficiente mecanismo financiero de expropiación del capital social denominado “deuda externa”, a través de las consecuentes dictaduras militares en la mayoría de nuestros países, para lo cual han tenido que apoderarse -a sangre y fuego de la maquinaria estatal, para tomar el mando, subordinar y alinear a las oligarquías nacionales que -hasta ese entonces- los dirigían, e imponer un férreo disciplinamiento a las masas trabajadoras y, en especial, a sus sectores políticos más avanzados.
Mientras tanto, el inexorable avance de la ley histórica general del capitalismo –en tanto sistema- expresada objetivamente en lo económico como tendencia decreciente de la tasa de ganancia total, ha experimentado una notable aceleración, sumada al progresivo retraso relativo de la porción de capital social apropiado por las oligarquías nativas consolidadas en los diferentes territorios respecto de las transnacionales, han generado las condiciones materiales necesarias para que el capital monopólico y financiero más concentrado retome la iniciativa política, revolucionando las fuerzas productivas y logrando, una vez más, sobrevivir a la crisis a expensas de las “burguesías nacionales” y el proletariado de todas las naciones.
En este proceso, puede identificarse la acción combinada de -al menos- dos causas. Por un lado la monopolización de los mercados -como negación de la libre competencia capitalista, con control de la comercialización y de la distribución de las mercancías y por el otro lado, la descentralización de los procesos de producción optimizando la explotación intensiva de fuerza de trabajo degradada y barata a nivel mundial, generando -en consecuencia- cada vez mayor cantidad de población sobrante para el circuito del capital: grandes masas de desocupados que, al ser excluidos del trabajo formal, se ven imposibilitados de acceder al consumo mínimo para su manutención.
Para superar las sucesivas crisis que se les fueron generando, el capitalismo estuvo obligado a transformarse, deviniendo en una necesaria transnacionalización capitalista a la cual denominamos, Capitalismo Monopolista y Financiero Transnacional (CFT).
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